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viernes, 24 de julio de 2015

Conociendo lo que me rodea – Pico Puigmal desde Planoles.

Si vas al mismo sitio ¿por qué ir siempre de la misma forma?

En mi ocio no soy muy partidario de repetir excursión o ruta, principalmente porque pienso que el espacio que me rodea es tan extenso y hay tanto por conocer que siempre quiero descubrir algo nuevo. Solo si existe una buena razón repito.


En esta ocasión el reto que se planteaba era subir el pico Puigmal, que con sus 2911 metros es el segundo pico más alto de La Cerdanya. Para mí ese pico es especial, fue el primer pico que subí en mi vida que rozaba los 3000 metros.  Aun así algo tenía que cambiar para que me apeteciera volver a él y no intentar conocer algo nuevo. ¿Qué cambió para que me resultara atractivo subirlo?

¡¡Que unos amigos me planteaban subirlo en bicicleta!!


He de decir que en mi cabeza ya rondaba la idea de subir algún pico dentro de poco tiempo con la bici, pero la verdad que yo pensaba en otros un poco menos exigentes.

Aun así, ¿quién dijo miedo a sus casi 2000 metros positivos?

Tocaba madrugar ya que esta es una ruta larga que exigía buena parte del día. Eran las 7:30 de la mañana y desde Planoles ya salíamos rodando Miquel, Joan, Ramón, Marta y un servidor.


La ruta empezaba con un par de kilometros bajando y luego empieza a subir. Las bromas van surgiendo, sobre todo por mi parte al no saber muy bien donde me metía, o quizás sí, e intentaba relajar tensiones y buscarme una cuartada por si acaso tuviera que abandonar. Cada uno tiene sus técnicas para gestionar sus miedos jaja



Las técnicas en ocasiones sirven para su cometido y empezamos a subir y subir, sin muchas complicaciones y hasta con cierto ritmo. En mi caso hasta sorprendido de ir tan bien, gracias en parte a las indicaciones de Ramón, que ya es un experto en esta ruta y nos aconsejó en un par de cuestas que las subiéramos andando por su complejidad y el desgaste de energía que sufriríamos.



Hora tras hora, kilómetro tras kilómetro, paisaje tras paisaje llegamos al final de la ruta de subida ciclable, ya solo quedaba subir andando un tramo de un kilómetro y 200 metros de desnivel para tocar cumbre. Quedaba muy poco, tan poco que no iba a abandonar en ese justo momento. Y es que aunque en la bici no había tenido problemas, fue ponerme a caminar y parecía que se me había olvidado. Supongo que debería haber desayunado mejor, pero ahora ya no había vuelta atrás, había que volver a ver la cruz. Paraba, respiraba y seguía. La cabezonería es un buen elemento para que en esos momentos no admitas rendirte, y de eso voy bien servido.


Y padeciendo un poco bastante el Puigmal me recordó que no es un pico fácil, justo igual que la primera vez que nos conocimos.

Contemplando las vistas, repusimos fuerzas y emprendimos la vuelta con una poco inspiradora e inquietante nube de niebla tan concentrada que parecía que no podríamos disfrutar de la bajada.


Aunque últimamente la meteorología está de nuestro lado, porque aunque nos enseñó los dientes al final nos dio un respiro y pudimos afrontar una bajada de 14 kilometros, la cual si nos lo propusiéramos no tendríamos que dar ni una sola pedalada, solo estar atentos a elegir la mejor trazada para disfrutarla y no salir mal parado claro.


Y eso es lo que justamente hicimos, disfrutar durante 9 intensas horas de otra forma de ir al mismo sitio donde ya estuvimos.


Porque yo sigo insistiendo, a veces la atractiva diferencia no la marca la meta, lo marca la forma en que llegamos a ella.

Para algo más de información técnica de la ruta y poder descargarse el track pinchar aquí.


¡¡Espero que os guste!!  : )


martes, 14 de julio de 2015

Conociendo lo que me rodea – Grottes des Canalettes

¿Estás pasando calor? ¿Ya no soportas estas temperaturas? ¿Quieres un remedio?

¡Busca una cueva! Y si puede ser ¡BONITA!


Ya son muchos los días de calor que estamos pasando. Incluso aquí en Pirineos estamos teniendo temperaturas que a todo el mundo le están sorprendiendo.


Por ese motivo y aprovechando la visita de mi amigo Enrique García le propuse para apaciguar este calor meternos debajo de la tierra. Su cara ante esa frase fue un poco peculiar, en plan “—¿Qué dices ahora Juan?”.  En cuanto le expliqué que me habían comentado que cerca de un pueblecito  se podían visitar unas cuevas el gesto mejoró e incluso le pareció bien porque nunca había visitado el interior de la tierra, salvo el metro claro.



En poco más de una hora en coche desde Puigcerda nos situamos en Villefranche de Conflent y a tan solo trescientos metros de ese bonito pueblo amurallado, digno de visitar antes o después, se encuentra la entrada a la primera de las cuevas, llamada La Grandes Canalettes.

Por estar en una economía del ahorro decidimos solo entrar a La Grandes Canalettes, que son 10 euros/persona. Si quieres entrar a las tres hay un pack que cuesta 19 euros/persona.


Antes de que entráramos la persona que nos vendió las entradas nos avisó que íbamos muy frescos. Nosotros con nuestra mejor sonrisa asentimos, pero como nuestra intención entre otras cosas era disfrutar del frío entramos decididos.


Lo primero que nos sorprendió es que ya la propia entrada es una cueva y que el frío se nota al momento. Trece grados que hicieron que nos relajáramos y dijéramos…”—¡por fin!”.


Entre rocas llegamos a la primera sala, La Sala Blanca, descubierta en 1982 y la primera impresión fascinante. Es una sala pequeña pero donde se concentran todas las caprichosas formas del cristal. Estalactitas, estalagmitas, columnas, pilares…, iluminadas con gusto para que los colores que observamos hagan gala a su nombre.

La Sala Blanca
Al principio los estrechos conductos y los techos bajos nos hicieron pensar que estábamos en una cueva de unas dimensiones reducidas. Fue cuando nos decidimos a subir los tramos de escaleras, unos cuantos por cierto, cuando fuimos conociendo el resto de salas, a cada cual más grande. Incluso podríamos decir que son más que grandes, son inmensas. Haciéndonos pensar cómo espacios de tales dimensiones fueron creados y se mantienen en el interior de las montañas sin la ayuda de la ingeniería y arquitectura para no derrumbarse.


Por momentos perdimos hasta la orientación, aunque no importa porque el recorrido está bien señalizado. Dejando que nuestros sentidos solo tuvieran que preocuparse por admirar la sabiduría y el arte de la naturaleza creando formas y texturas. Escuchando de fondo, esta vez sí gracias al ser humano, piezas de música clásica que hacen que el conjunto que admiramos sea excepcional.


Y para excepcional…, tras cuarenta minutos de visita, ¡el frío que teníamos en el cuerpo!


Los pies congelados y hasta se agradece volver a la calle. Aunque ese agradecimiento en días como este durará un minuto y medio, a lo sumo dos : )


Para más información os dejo aquí un enlace.


Sé que las fotos no son lo mejor, ya que es complicado en estos ambientes con poca luz, sin trípode y con un móvil sacar fotos decentes. Pero espero que os podáis hacer una idea.

¡¡Seguiremos mejorando!! : )

domingo, 5 de julio de 2015

Conociendo lo que me rodea – Pico Carlit y la ruta de los 12 lagos.

Cuando llegué en Noviembre del 2014 a vivir a La Cerdanya, hace ya unos ocho meses, una de las primeras cosas que hice fue dirigirme a la oficina de turismo en busca de información sobre excursiones planteadas para hacer en medio día o como mucho un día entero.

Muchas veces las personas nos obsesionamos por conocer lo de fuera, lo lejano… , y no vemos atractivo el invertir nuestro tiempo en conocer lo que tenemos, por así decirlo, “a un tiro de piedra”. Os lo dice uno que es de Madrid, tierra donde he pasado 26 años y considero que sé y conozco bastante poco de ella.

Así que como todo día es bueno para comenzar un propósito, y este no es otro que predicar con el ejemplo, hoy comienzo con él que espero sea el primero de muchos post titulados -Conociendo  lo que me rodea…-

Para este primer post he elegido una de las zonas que una vez conocida se ha posicionado en una de las que más me gusta de La Cerdanya.

Pico Carlit y la ruta de los 12 lagos comenzando por el lago de la Bullosa.

Para este reto quedé con Marta, súper amiga desde hace ya 11 años y que en la montaña hemos encontrado uno de nuestros mejores puntos en común. Los dos somos de fáciles improvisaciones por lo que en ocasiones nos metemos en “líos ruteros”, aunque siempre con cierta cabeza y tardando más o tardando menos siempre llegamos a buen puerto.


El día 24 de Junio, San Juan, aprovechando el día festivo improvisamos afrontar este reto para pasar parte del día, a la tarde teníamos que seguir con la mudanza de Marta. La previsión era que por la mañana se mantendría despejado y al medio día empezaría a llover. Ahí es cuando cualquiera madrugaría, pues nosotros con la calma nos presentamos en el punto de inicio a las diez de la mañana.


Por aquí no voy a ser muy técnico y me centraré más en las sensaciones, pero si alguien quiere más datos de la ruta y poder descargarse el track clicando aquí se os abrirá la página de wikiloc donde cuelgo las rutas con datos algo más técnicos. Y para aún más datos es fácil, poneros en contacto conmigo.

La ruta comienza en el Llac de les Bulloses, una zona que ya está bien incluso para ir a pasar el día allí. El lago es  impresionante de grande aunque es mejor que lo llamemos embalse ya que es el único "lago" que es artificial. Se nota principalmente por una inmensa pared que no pasa indiferente.


Decir de esta ruta que es bonita bonita. El sendero está muy bien marcado así que todo apuntaba que esta vez no habría forma de perderse. Ruta asequible, hasta que llegas a este cartel y tienes que decidir si eres alguien experimentado o no. Si no lo eres tampoco te fustigues porque puedes seguir el camino y completar la ruta de los doce lagos habiendo recorrido una de las zonas con más encanto de La Cerdanya.  


Nosotros decidimos considerarnos experimentados y mirar a los ojos al Carlit. Lo observamos por unos segundos y nos dimos cuenta que lo que no habíamos subido en seis kilometros nos tocaba subirlo en apenas dos, cambiando el camino de tierra y vegetación por amplios pedregales, nieve y zonas bastante expuestas no aptas para los que sufren de vértigo.




¿La recompensa? En esta ocasión alcanzar los 2921 metros de altura del pico más alto de La Cerdanya y el Pirineo Oriental, visualizar en la misma cumbre los caprichos de la naturaleza teniendo la mitad del cielo inmerso en una gran nube con ganas de soltar torrentes de agua y al otro lado un cielo azul veraniego de los que invitan a salir a disfrutar de la naturaleza.


Disfrutada la cumbre emprendimos la bajada, en ocasiones más peligrosa que la subida, por la cantidad de arena y piedras sueltas. Aunque bajas encantado del paisaje que estás viendo, que en ocasiones cuando estás inmerso en subir y subir no te das cuenta de pararte y observar.


Camino hacia el punto de inicio decidimos completar la ruta de los doce lagos y así verificar que por sí sola ya merece la pena visitar esta zona. Encontrándonos en nuestro retorno la cueva tan peculiar que se había creado por el deshielo de las nieves justo encima del transcurso de un río.



Antes de llegar al punto final, decidimos descansar con vistas a uno de los lagos, comer lo cargado en las mochilas y cumplir una tradición muy de la noche de San Juan. ¿Qué tradición? Para la respuesta tendréis que esperar haber si consigo llevar a buen puerto otro de mis propósitos. Os enterareis  pulsando aquí.



Hoy por hoy la sensación es que conozco poco y lo que conozco me inspira querer conocer más.

¡Hasta la próxima!